Nexus 6 por un instante

Nexus 6 por un instante

Hacía más de una semana que, entre reuniones y eventos, no salía a caminar. Mi mejor momento para esta actividad siempre es antes de anochecer porque me gusta pensar en qué ha sido del día, paso tras paso. Sin embargo, hoy me he sentido pequeña en el circuito, sin capacidad de egoísmo, sin intención de dedicarme apenas un pensamiento.


Me he olvidado de mí misma al contemplar, casi en exclusiva, cómo iba cambiando la luz allá por la línea del horizonte. El cielo se ha transformado en un gran óleo teñido de rojo en algunas partes, y en otras, las nuevas nubes cargadas de gris plomizo empezaban a besarse unas con otras entremezclándose sin pudor, mientras las luces de las casas brotaban como por contagio. A medida que iba avanzando, sorteando muchos charcos y algunos perros con collar fluorescente, la tarde se evaporaba y cada vez más luces iluminaban la ciudad. Millones de personas en sus casas, millones de historias, debilidades, sueños, penas, ilusiones, anhelos. Millones de personas que sólo quieren –queremos– ser felices. Y esto me ha llevado a una nueva reflexión. ¿De verdad estamos preparados para buscar la felicidad?  He pensado en Roy Batty, el replicante de Blade Runner. Roy sólo era un Nexus 6, un androiode de última generación prácticamente indistinguible de un ser humano, salvo por su no humanidad. Conocía su límite: su vida sólo duraría cuatro años. Sin embargo, a pesar de ser sólo un androide, sabía que no quería morir.

Nosotros, a diferencia de los Nexus 6, no sabemos cuánto tiempo disfrutaremos de la oportunidad de ser y estar; de decidir si salimos a caminar, a bailar, a charlar con nuestros amigos o nos quedamos en casa leyendo o viendo una serie. No sabemos si hoy mismo, esta noche, nuestra luna nos mandará un mensaje a través de una canción que recordamos de repente. Ni tampoco si mañana será tarde para empezar a ser valiente. Porque le he dado muchas vueltas y he llegado a la conclusión de que no es fácil atreverse a intentar ser feliz.

Desconozco lo que haría un Nexus 6 si tuviera el privilegio de vivir con la incertidumbre del ser humano… Tampoco sé cómo reaccionaríamos nosotros si descubriéramos que somos Nexus 6. ¿Arañaríamos un minuto más en la Tierra?


La noche cubre el circuito y la ciudad de seres humanos se prepara para seguir viviendo. Con o sin escudo.
Sólo espero que todos nuestros momentos no se pierdan en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.

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